Elegir buenas berenjenas, pelarlas (también pueden hacerse con piel), cortarlas en rebanadas finas o bastones, y colocarlas en un colador grande cubriendo cada capa con sal gruesa para que suelten el líquido amargo. Dejarlas así con un peso que las presione por espacio de cuatro horas; lavarlas, secarlas y darles un ligero hervor de 2 minutos en el vinagre junto con el agua. Retirarlas con una espumadera, enfriarlas en agua helada, escurrirlas y prensarlas dentro de un colador durante una hora; envasarlas en un frasco limpio y esterilizado con tapa hermética, intercalando capas de berenjenas con todos los ingredientes indicados. Cubrir totalmente con aceite de maiz, tapar y dejar estacionar unos días antes de consumirlas.