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Cosas de Romanos




"La vida en la Roma antigua". Pierre Grimal. Paidós.

Los utensilios domésticos consistían en recipientes de tierra
cocida, generalmente fabricados en el dominio con la greda que abunda en el suelo. Platos redondos, copas de barniz negro o rojo pálido, muy diferentes de los elegantes recipientes que en la misma época producían los talleres de Atenas o Corinto. La vasija griega, tal como lo prueban los descubrimientos arqueológicos, no es desconocida, pero es relativamente rara y, después de iniciarse el siglo Y, parece haberse hecho aún más rara, como si el Lacio, liberado de la tinta de los reyes, se hubiera encontrado al mismo tiempo al margen de las grandes corrientes del comercio mediterráneo. La platería, sin ser totalmente ignorada, era de uso muy restringido; un solo objeto de plata en las casas campesinas: el salero en el que antes de cada comida se recogía la ofrenda de algunos granos de sal para las divinidades domésticas.

El alimento cotidiano consistía esencialmente en hortalizas hervidas. La col, según Catón, se encontraba a menudo en la mesa familiar. En los jardines se cultivaban distintas especias y se aseguraba que poseían todas las virtudes: proporcionaban buenas digestiones, calmaban los dolores de estómago y de cabeza, eran útiles contra la fiebre (receta particularmente apreciada en estos países en donde ya aparece la malaria) y, sobre todo, no costaban caras. Para sazonarlo se le agregaba un poco de carne de cerdo. Los bosques de roble ayudaban a engordar las piaras que vivían en libertad alrededor de la granja. Los bueyes, preciosos para el arado, se reservaban como víctimas para los sacrificios solemnes. Una vez que las entra?as se consumían en el altar había una orgía de carne entre los celebrantes. Pero tales oportunidades eran raras. Habitualmente, el tocino y el jamón son los únicos condimentos que se utilizan. No se desconoce el arte de fabricar queso como tampoco los productos de aves de corral. El ideal del buen "padre de familia" es vender sin nunca comprar. Lo que sucede con el alimento también se produce con los instrumentos agrícolas. Durante las jornadas de invierno, los servidores, el propio amo y sus hijos, reparan los yugos, las azadas; trenzan zarzos y ceotos con hojas de sauces o mimbres que se plantan en las extremidades de las parcelas para este uso. Se va a la ciudad -fuera de la participación en asambleas políticas y en los tribunales- sólo para llevar al mercado el excedente de los productos del dominio.






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