La dicha, la alegría, el gozo, la emoción... me embargaron sobremanera al ver cómo esa gente joven, procedente de distintos rincones de Andalucía, con espíritu de superación y llenos de ilusión, competían con ímpetu, de la manera más noble y honesta con un estricto sentido de la deportividad, en la tercera edición del concurso de cocina, repostería y coctelería "Cervatillo", celebrado en Córdoba en diciembre del pasado a?o. Durante esas jornadas en ese marco incomparable de las Caballerizas Reales donde tuvo lugar el evento -edificio que, por desgracia, no conocen muchos cordobeses- pude disfrutar de lo lindo lleno de regocijo y júbilo viendo cómo una savia nueva y emprendedora, nada conformista, pisa fuerte para situar la gastronomía andaluza en el lugar que desde hace a?os le corresponde por derecho propio y de la que, por cierto, muy pocos adultos andaluces expertos y experimentados en estos menesteres se han ocupado.
Ciertamente me sentí emocionado cuando vi cómo ese joven sollozo, con lágrimas en los ojos, alzaba lleno de orgullo, entre el desconcierto, su preciado y merecido cervatillo de oro, un chico que pese a su corta estatura, goza de una altura imponente. Pero lo más emocionante fue cuando al bajar del escenario, sus compa?eros, que no consiguieron ningún trofeo e, incluso, los que no lograron ni clasificarse, se fundieron todos ellos en un abrazo en torno al ganador y resto de triunfadores. Todos se fueron con la firme decisión de volver el próximo a?o para intentar conseguir subir a recoger ese preciado cervatillo que este a?o sus competidores han logrado y de lo cual ellos, los que no han conseguido hacerse con esa figura en esta edición, se alegran del triunfo de sus compa?eros. Toda una lección de deportividad y lealtad.
Ese júbilo que gocé aquel fin de semana en Córdoba, fue total, porque, además, pude comprobar cómo el concurso contó con un apoyo más cálido, cercano y estrecho del Ayuntamiento, Diputación y Junta de Andalucía. Lo cual significa que las administraciones públicas son conscientes y se van dando cuenta cada vez más de la panegírica labor y tremendo esfuerzo que desde hace tres a?o realiza Miguel Cabeza y su encomiable equipo con la puesta en marcha de este difícil proyecto que él, y solo él, ha convertido en una realidad para bien de Córdoba y resto de Andalucía, de cuya iniciativa nunca le podremos estar lo suficientemente agradecidos.
Y jubiloso estaba también porque empresarios de hostelería del prestigio de Javier Campo se haya sumado y asuma esta iniciativa, como así lo hizo patente en la mesa redonda celebrada por primera vez como una actividad complementaria a este concurso, de la que se sacarán muy buenas conclusiones. Pero mi júbilo habría alcanzado el grado de superlativo si, al igual que Javier Campos, otros tantos restauradores de la ciudad hubieran tenido el detalle de haber apoyado, al menos con su presencia, este proyecto del que ellos son los más beneficiados.
En esa edición tuve el orgullo y el alto honor, así como la tremenda responsabilidad, de formar parte de un jurado con el que durante dos días consecutivos, pude disfrutar de la sabiduría en estos menesteres del comer, y la gran talla humana de personas como el profesor catedrático de veterinaria, José Javier Rodríguez Alcaide, del que quedé realmente asombrado, no sólo por su asaz discernimiento sobre la bioquímica de los alimentos, sino por sus conocimientos de cocina; el conocido y popular cocinero vasco Koldo Royo, artífice junto a Mercedes Palmer de esta revista; Alejandro Mújica, profesor de cocina, empresario de hostelería y presidente de la asociación de cocineros de Navarra; el famoso Oriol Balaguer, un gran profesional de la repostería y chocolatería que a pesar de su juventud ya cuenta en su haber con importantes distinciones como Mejor Maestro Artesano de Espa?a en el a?o 1996; Antonio López, conocido y reconocido cocinero cordobés que actualmente ostenta el cargo de presidente de la Asociación de Cocineros de Córdoba y es Jefe de cocina del hotel Alfaros de esa ciudad; Manolo Rincón, famosísimo personaje televisivo por su programa diario "A Cocinar" en Canal Sur televisión, donde cada capítulo que se emite de su espacio es un nuevo éxito; y Francisco Afán un prestigiosos profesional de los fogones que dirige de manera magistral la cocina del restaurantes Taberna "Casa Pepe de la Judería".
En fin, todo un acontecimiento lleno de encanto y una irreprochable organización, en la que los jóvenes cocineros andaluces pusieron de manifiesto su docencia y decencia a través de una higiénica competitividad de la que dieron buena muestra.