Una tecnología caribe precolombina: el cazabe

Desde hace mas de dos mil a?os, en México, Centro y Sudamérica los indios han cultivado la yuca (Manihot esculenta). Pero ésta se presenta en dos variedades: la dulce o mansa y la amarga o brava. Ambas contienen una cierta cantidad de un glucósido, la linamarina que, por efecto de de una enzima, la linasa, origina ácido cianhidríco, que es venenoso. La diferencia está en que la yuca dulce contiene entre 0,005 y 0, 075 % de linamarina, mientras que la amarga puede llegar a tener un 0,02%. En este último extremo, el sabor es notoriamente amargo y su ingestión es necesariamente mortal. Pero hay casos en los cuales el amargor es apenas detectable, pero la intoxicación, por lo general, es igualmente fatal.

No obstante, los indios suramericanos, especialmente la etnia caribe, sembraba la yuca amarga con el fin de extraer el veneno que, mezclado con el jugo de otras plantas, producía el tan mencionado y temido curare, con el cual embadurnaban las puntas de sus flechas. A tal fin a la yuca se le quitaba la corteza con instrumentos de piedra (hoy en día con trozos de latón afilados o con machetes), luego se rallaba con ralladores fabricados con un trozo plano de madera al cual se adherían con pegamentos vegetales piedrecitas o trozos de conchas de moluscos (hoy en día con pedazos de latón a los cuales se les han abierto agujeros con un clavo o con molinos especiales conocidos con el nombre de ?cigüe?a?), se tamizaba con coladores circulares y planos hechos de fibra de palma (manare) y luego se ponía dentro de un tubo confeccionado con hojas de palma o con ca?as, trenzadas, con asas en los dos extremos (sebucán o tibirí) mediante el cual, retorciéndolo con fuerza entre dos personas o colgándolo por un extremo de la rama de un árbol y pasando una vara por el asa del otro extremo sobre la cual se sentaba una persona, se exprimía (y aún se exprime) la pulpa de la yuca a fin de obtener el líquido que ésta contiene (yare), extrayendo en tal forma el ácido cianhidrico.

Es de suponer que, originalmente, el bagazo de la yuca (catabía) se desechaba. En algún momento y probablemente en forma accidental, se descubrió que la catabía no era venenosa. Y se ideó la forma de consumirla: la masa se extendía, con un grosor de apenas ? cm, sobre un budare o aripo, disco de arcilla cocida, previamente calentado al fuego. A los pocos minutos se formaba una torta circular, resultante de la gelatinización del almidón presente en la catabía.

Cada 100 gramos de cazabe contienen 343 calorías, 1.3 gr. de proteínas, o.6 gr. de grasas y 83.0 gr. de glúcidos. Y tiene la característica que puede almacenarse y conservarse por largo tiempo sin echarse a perder. Ello permitió al indio sobrevivir en tiempos de hambruna, además de facilitar sus expediciones de caza o guerra, llevando como alimento cazabe y carne secada al sol o sometida a un proceso de ahumado llamado bucán. En tal forma los indios caribes pudieron extenderse no solo por todas las áreas boscosas de Sudamérica sino también por las islas del mar Caribe, al que dieron el nombre de su etnia.