Preparar un adobo con los ingredientes, hacer una masa con ellos y restregar al cabrito abundantemente; abrirlo como una mariposa, atravesar una vara de naranja o camoruco desde cada pata hasta cada brazo en forma vertical, para que quede abierto como un paraban y recostarlo al rescoldo de unas brazas bien calientes, volteandolo de tanto en tanto hasta que esté completamente asado y dorado.
Esta receta se realizó en casa de mi especial amigo Dr José María Cárdenas, médico traumatólogo, en ocasión de su cumplea?os; fue mi regalo, y se creó tan alborozo por la calidad del asado, que se tomó como obligatoria su repetición en cada cumplea?os de los de la cuerdita de amigos. `Chema` como comunmente llamamos a nuestro amigo, es un hombre de recios caractéres, cazador aficionado, y amante de la buena música y las letras profundas. Recuerdo que en esa ocasión, a la orilla de la alberca donde celebrábamos, le encantó una letra de esas `rompe pecho` que habíamos estado disfrutando y analizando por su profundidad y elocuencia en el mensaje; se trataba de una canción del `Grande entre los Grandes`, ALBERTO CORTEZ, no podía ser menos. Aquí la celebrada trova: