Para 2 personas
700 gr. de calabacín cortado en dados peque?os
750 ml. de agua
una pastilla de caldo de verduras
una cucharada de paté de curry
media cucharada de jengibre en polvo
media cucharada de pimienta
un chorro de leche
un tomate escaldado y pelado
un chorro de zumo de limón
sal maldon
albahaca
La crema de calabacín la hacemos como la de toda la vida, con la diferencia de que yo habitualmente salteo el calabacín a fuego fuerte, y luego a?ado el agua, y esta vez opté por hacer el calabacín a fuego muy lento, que se deshiciese -hasta empezar a soltar jugo-, después mezclé la pastilla de caldo de verduras, y cuando el conjunto había ganado color parduzco, es cuando a?adí el agua.
El picante se lo da el pate de curry, que está compuesto de cilantro, un veinte por ciento de chile, comino, y otras especies de igual ralea. No quiero ni imaginarme cómo tiene que arder la boca tras una rebanada de pan untado con tal mezcla. La cosa es que, usado en su justa medida, le aporta a la crema ese tono distinto al habitual, que es lo divertido.
Una vez a?adido el paté, la pimienta y el jengibre, cuando todo borbotee y esté más que hecho, a?adimos la leche. Batimos durante un buen rato (yo estuve unos cinco o seis minutos), hasta lograr una crema uniforme. Reservamos en frío.
Para montar el plato, usamos un molde cuadrado que rellenamos con el tomate, cortado lo más fino posible, mezclado con el chorro de limón. Decoramos con la albahaca. Sacamos la crema del frigorífico, vertimos alrededor, y alehop, ya tenemos primer plato.